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Tengo un cariño especial a este cuento, ya difícil de encontrar, porque fue el primero infantil que publiqué hace un montón de años.
Lo ilustró la aragonesa Esmeralda Sánchez Blanco, que acertó en todo: el registro humorístico, los personajes disparatados, las composiciones el ritmo.
Serafina no creía en las brujas, pero un día, en una fiesta de disfraces en la que comió demasiadas cortezas de cerdo le entraron dudas y tuvo que inventarse una poción mágica por si las moscas.
Nunca se sabe.
Lo ilustró la aragonesa Esmeralda Sánchez Blanco, que acertó en todo: el registro humorístico, los personajes disparatados, las composiciones el ritmo.
Serafina no creía en las brujas, pero un día, en una fiesta de disfraces en la que comió demasiadas cortezas de cerdo le entraron dudas y tuvo que inventarse una poción mágica por si las moscas.
Nunca se sabe.